17/3/10

BESUS ROBADOS

En medio de este sincero invierno que clava el frio con su bisturí de viento en mis carnes, ayer te robe unos besos calientes y húmedos que hicieron mojar de lágrimas mi alma. Recuerdos del cambio de los papeles, recuerdos de cuando sentada en mis rodillas de cualquier banco me comías con los tuyos, con tus besos.
Cada mañana le pregunto a mis cartas cual es el Dios que te mueve ahora, que lo que era ayer pasión celestial es hoy pecado para él, y no saben ni mis cartas que contestar.
Este invierno me mata, pero no es el frio de la calle que la palia tu fiel estufa siempre pegada a mi lado, es la gélida humedad que dejan tus besos robados que se hielan en mi alma.
No sé por qué busco como un tonto otros besos contra más lejos mejor, si mi corazón me grita “es inútil ya nunca más vas a encontrar besos tan cálidos y sinceros como aquellos”. Debería aceptar la generosidad de tu estufa que hace esfuerzos por calentar mis rodillas, aquellas rodillas que una vez calentaban tus piernas sentados en un banco cualquiera de una calle cualquiera.
Soy para ti el último eslabón de un collar de sentimientos, mientras que el primero el más cerca de tu pecho se ha atado ahora a un frio corazón que no sabe besar, mi boca se abre inútilmente esperando aquel aliento caliente y húmedo que me daba la vida.
A lo mejor será porque yo no sé llorar o será porque esta es mi manera de hacerlo.
Pero como tú dices siempre, la verdad o la vida es así de injusta.

No hay comentarios: